Seguí jugando con gosgat unos cuantos meses más, hasta octubre. La relación fue debilitándose hasta diluirse. No puedo explicar muy bien qué ha pasado, pero gosgat a evolucionado hacia otros caminos que no son el BDSM. Yo, evidentemente, ya no puedo acompañarle en su camino. Pero quiero, eso si, desearle toda la suerte del mundo, y que encuentre la felicidad que tanto se merece, sea en el BDSM o en el mundo vainilla.
He estado estos meses reflexionando sobre la sumisión y la dominación, sobre si era dómina o sumisa o switch, o incluso vainilla. Con gosgat estaba bien, pero tenia que reconocer que mi faceta sumisa me hacia desear muchas veces estar en su lugar.
Y en este debate, un buen día, abro el correo y me encuentro con un mensaje de un amigo dominante, con el que había tenido alguna sesión hacia un tiempo. Un impulso incontrolable me hizo contestarle y aceptar que nos viéramos para tomar un café y charlar un rato.
Me llamó por teléfono y en cuanto concretamos el día y la hora y colgué, supe inmediatamente que me entregaría a él en una sesión. Era demasiada tentación estar con un dominante y no ser sumisa.
Lola sumisa se había rebelado, y mandaba a Madonna Lola a freír espárragos para ocupar su puesto. Lo siento Madonna, pero soy sumisa. !Qué le voy a hacer! Lo he intentado ..... pero .....
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