miércoles, 28 de abril de 2010

22 grados









22 grados centígrados, un paseo al borde del mar, y el agua salada lamiendo mis pies: es todo lo que necesitaba para sacarme de encima el moho de este largo, frío, húmedo y triste invierno.....
Ahora toca dejar que el sol me acaricie, cambiar la ropa de los armarios, guardar los zapatos y sacar las sandalias, abrir las ventanas y dejar que el aire limpio de la primavera inunde mi casa, y diluya con su perfume los últimos restos del invierno.
Menos mal que la vida es un ciclo: todo pasa y todo llega.
Nada dura eternamente: ni el amor ni el desamor.
Y como la primavera pasará, el verano también y dentro de unos meses volverá a asomar la nariz el otoño, pienso vivir a tope estos meses de calor.
Nada de plantearme filosóficas incógnitas sobre mi futuro y el sentido de mi vida.... JA JA JA . A vivir que son dos días y encima, ¡¡la mitad está lloviendo!!