sábado, 23 de enero de 2010

MI ENTREGA


Sé que para muchas parejas BDSM el juego “desobediencia/castigo” es básico e imprescindible para desarrollar sus roles de Amo/sumisa, y entra dentro de su protocolo.

Que conste que respeto cualquier tipo de relación entre dos personas (siempre que sea consensuada) y por tanto no lo critico en absoluto. Pero no es el tipo de “juego” del que yo participaría, básicamente porque me “aterra” que mi Amo se enfade. No me veo retando constantemente a mi Amo para llamar su atención y provocar su enfado para conseguir un castigo.

Parto de la base de mi entrega total como sumisa. Mi cuerpo le pertenece a mi Amo, y por tanto no tiene que esconderse tras la excusa de un castigo para azotarme, si así lo desea. Puede utilizarme como le plazca, ya sea como persona, animal o cosa. Sencillamente es así. En la vejación de mi cuerpo, en mi dolor, solo veo una ofrenda a Mi Señor, un regalo mutuo y recíproco. El hecho de que me utilice, sea como sea, no es para mí un castigo, es un premio.

¿Hay límites en mi entrega? Claro que sí, y de todo tipo. Soy tremendamente cobarde en todos los sentidos. Pero los límites, afortunadamente, no son fijos e inamovibles: todo depende del grado de sumisión, de la experiencia, pero sobre todo de la confianza en mi Amo.

No creo que, a día de hoy, mi cuerpo esté preparado para recibir 100 latigazos (lo máximo que he recibido han sido 12 fuetazos). Pero el cuerpo (y la mente) se entrenan. Lo que hoy parece imposible dentro de 3 meses me parecerá una tontería, y lo que a día de hoy encuentro inconcebible, tal vez dentro de un año me atreva a probarlo. Tiempo al tiempo.

2 comentarios:

Kanzler dijo...

No et limitis si no és per la regla del Sa, Segur i Consensuat. No es tracta d'anar provant la resistència física d'un mateix, batent rècords com si de fites esportives es tractes, l'entrega és quelcom més subtil

Un camino de experiencias dijo...

Hi estic d'acord. Tot i que els límits es poden mirar de superar, sempre cal fer-ho de forma suau i progressiva.
La única cosa que t'ha de fer por es... tenir por.